

Nuevo récord del mundo para Sebastian Benz
Published on:
13 Nov 2025
El piloto suizo Sebastian Benz voló 592,41 km (574,61 km en línea recta) con su Enzo 3, con lo que ha logrado un nuevo récord mundial de distancia libre utilizando hasta 3 balizas, ¡y también el vuelo más largo jamás registrado en Brasil!
Nos cuenta más cosas sobre este asombroso logro:
"La Liga Suiza lleva viniendo a Caicó desde 2018. Aunque se han hecho muchos vuelos de más de 500 km, y bastantes de más de 550 km, de alguna manera nunca habíamos conseguido alargar esas distancias mucho más. Yo, antes de este intento, ya había volado alrededor de 550 km en tres ocasiones, pero sentía como si estuviéramos dándonos contra un muro invisible, como si los 550 km fueran una barrera que no pudiéramos romper.
Pero, por supuesto, los brasileños ya habían demostrado desde Tacima que en el Sertão se puede hacer mucho más. Con vuelos que sobrepasaban de largo los 550 km, nos demostraron que 600 km y más no sólo son posibles, sino que están al alcance de la mano. Y nos quedamos con esa idea.
El día empezó prometedor. Hacia las 6:15 empezaron a formarse cumulitos, y Chrischi y yo decidimos despegar juntos con el torno sobre las 6:30. Las condiciones en seguida se pusieron interesantes, pues el aire era cristalino. Normalmente en Brasil hay bastante neblina, pero este día la visibilidad era increíble, casi como si la lluvia hubiera lavado la atmósfera (aunque, por supuesto, allí nunca llueve en esta época del año).
Tras soltarnos del arrastre, probamos la primera nube, pero aún era muy pronto y esa ascendencia no acababa de funcionar. Tiramos hacia la siguiente, rebañando todo lo que encontrábamos que subía. Tuve que pelear por cada metro de ascenso, derivando ligeramente hacia el viento y esperando algo aprovechable. Delante de nosotros había grandes extensiones de arbustos, que no son el tipo de terreno sobre el que quieres ir bajo, así que necesitaba esa altura extra. Al final, conseguí ganar altura suficiente para cruzar a un terreno más seguro. Chrischi no tuvo tanta suerte y tras pelear de lo lindo, acabó teniendo que aterrizar.
A partir de ahí las cosas mejoraron. Encontré una buena calle de nubes hacia Patu y pude avanzar rápidamente. Patrick y Jérôme iban detrás de mí, a veces más cerca, a veces más lejos, pero en realidad nunca llegamos a juntarnos. A veces volvía a quedarme bajo, normalmente cuando se interrumpía la calle de nubes, pero conseguí recuperarme de cada punto bajo.
Cruzando hacia Quixadá tuve a mi punto más bajo del día. Después de cruzar la montaña me hundí muchísimo, con una interminable extensión de árboles delante de mí. No tuve más remedio que derivar con viento cruzado detrás de la cresta hasta que finalmente enganché una potente térmica de 5 m/s con la que me puse de nuevo a 1.500 metros. Esa térmica probablemente me salvó el día.
Más tarde, Patrick me adelantó con una gran línea y volando de manera muy eficaz, Yo, tras perder ese tiempo, ahora iba por detrás, tratando de recuperar distancia. Elegí una ruta algo más al sur tras el altiplano de Tabosa, para cruzar el gran «valle» hacia la gran meseta. Las condiciones se volvieron excepcionales. Justo antes y después de saltar a la meseta, pude subir hasta los 3.200 m. Normalmente esta sección es azul y complicada, pero esta vez las nubes funcionaron de maravilla y el vuelo resultó fácil.
A unos 550 km todavía estaba alto y decidido a seguir avanzando. La atmósfera había cambiado: el humo llenaba el aire, y con el sol bajo y por delante, se me hacía muy difícil distinguir el suelo. Lo único visible era el reflejo brillante del lago cerca de Pedro II. Abajo había una mezcla de cañones, bosques y pueblos pequeños, un terreno nada idóneo para aterrizar, así que me mantuve alto.
Al acercarse la puesta de sol, inicié mi planeo final, contando con que me quedaría corto para batir el récord, pero el aire era boyante y el planeo continuó. Cada vez que llegaba a lo que creía que sería mi último campo, aún me quedaba altura para seguir avanzando. Al final, aterricé casi a las 18:00 en punto, justo al borde del crepúsculo legal. ¡Incluso tuve que acabar acelerando a tope para llegar al suelo detro del tiempo! Mientras aproximaba para el aterrizaje, pude oír chirridos agudos de murciélagos que ya estaban cazando. El viento, que había sido de 20 km/h más arriba, bajó a cero en los últimos 50 metros, con lo que tuve un aterrizaje sorprendente pero muy bienvenido aterrizaje sin viento para terminar el día.
El resultado: 592 km con tres puntos de giro, mi vuelo más largo y el segundo más largo jamás realizado. En línea recta fueron «sólo» 574 km, ya que el viento cambió a mediodía y mi trayectoria acabó teniendo forma de plátano. La fuerza del viento fue modesta en general: unos 35 km/h por la mañana, bajando a 15 al mediodía y volviendo a subir a 25-30 km/h más tarde. Sinceramente, otros 5-10 km/h habrían hecho el vuelo aún más eficiente y podrían habernos hecho superar fácilmente los 600 km.
Lo que hizo que este vuelo fuera excepcional no fue sólo la distancia, sino también la duración. Estuve en el aire durante 11 horas y 28 minutos, con lo que empleé casi toda la duración del día (unas 12 horas). No habríamos podido remolcar mucho antes y el aterrizaje sólo estuvo limitado por el crepúsculo.
Por último, tengo que felicitar a Patrick, quien en su primero vuelo de más de 500 km, ¡lo estiró hasta los 588 km! Eso está justo por debajo de los mejores vuelos brasileños con tres puntos de giro desde Tacima. Su progreso ha sido impresionante, y estoy seguro de que pronto volverá al ataque".
Puedes ver el vuelo de Sebastian aquí.
¡Enhorabuena, Sebastian, y saludos del equipo Ozone!

























