A PESAR DE LAS ADVERSIDADES
Published on:
08 Feb 2024
Nacida en el sur de Austria, Eli creció en el llano, y no supo nada sobre parapente hasta los 14 años. Una vez en el aire, se enganchó de inmediato y obtuvo su titulación de piloto antes de convertirse en instructora y piloto de competición. En 2023 completó la Red Bull X-Alps y se convirtió en la primera mujer en hacerlo, lo que es su mayor logro hasta la fecha.
Haz una pausa y sumérgete en la impresionante historia del viaje de Eli hasta la cima de la carrera de aventuras más dura del mundo.
A PESAR DE LAS ADVERSIDADES POR ELI EGGER
Junio de 2021. "¡Vamos Aaron, sólo quedan hoy unos pocos kilómetros más!"
- ¡Jaja, la próxima edición yo te diré que sigas cuando estés cansada! -respondió.
Y ahí estaba. Esa idea que nunca salía de mi cabeza: la próxima vez, seré yo quien cruce los Alpes, ¡en la Red Bull X-Alps y como piloto!
Un año después, la idea seguía dando vueltas en mi cabeza. ¿De verdad debería apuntarme a la carrera de aventura más dura del planeta? ¿Yo? ¿Una mujer que, además, era menuda y pesaba poco?
Como ayudante de Simon Oberauner y Aaron Durogati durante tres ediciones de la X-Alps ya tenía experiencia directa de la carrera, había visto los riesgos que tenían que correr, la inmensa fuerza necesaria, la gran voluntad y el increíble nivel de pilotaje que eran necesarios. ¿Me acerco siquiera un poquito a ese nivel? ¿Quiero asumir tanto riesgo? ¿Merece la pena? ¿O hay otra manera? Tal vez haya un a "mi" manera.
Entonces llamé a mi mejor amiga, Nadine. Es una mujer increíble, instructora y piloto, que afronta todos los retos que la vida le lanza, y es una de mis heroínas personales en muchos niveles diferentes. Le comenté esa idea loca y le pedí su opinión. "Quién podría hacerlo si no tú?", fue su respuesta inmediata. Y así es como comenzó nuestro viaje.
Agosto de 2022. Presenté mi solicitud, sin estar segura de si eso sería suficiente para que me aceptaran. Imaginad, nunca había participado en una competición de hike & fly como piloto, no soy una ultracorredora o una magnífica alpinista, tan solo una chica que tiene un sueño. Una piloto de competición consumada que volaba para el equipo nacional austriaco de XC. Físicamente estoy en forma, pero soy menuda y hasta me cuestionaba mi propia fuerza en tierra. Sin un historial oficial de mí disponible, ni siquiera una cuenta de Strava o cualquier otra prueba de que al menos soy capaz de caminar un poco, me sorprendió que me consideraran suficientemente buena como para ser aceptada.
Cuando se hizo pública la selección recibí muchas felicitaciones y mejores deseos, pero también comentarios como "sólo has conseguido la plaza porque eres una chica", "alégrate, no tienes presión", "como chica, ya has ganado por estar en la línea de salida", "nadie espera que llegues lejos", "cada día que sigues en la carrera es una victoria en sí misma", "lo importante es que te limites a no hacerte daño".
Estaba claro que las expectativas sobre mi rendimiento eran, digámoslo así, "bastante bajas". ¿Tal vez tengan razón? ¿Fue todo un gran error, voy a hacer el ridículo?
A pesar de todo, empecé a entrenar de inmediato y lo hice con ahínco, decidida a dar lo mejor de mí misma y quizá también a demostrar que esos comentarios estaban equivocados. Pero ni siquiera el atleta más fuerte puede hacer un buen trabajo sin el equipo adecuado, así que pasé mucho tiempo buscando a las personas apropiadas para acompañarme en este viaje, para prepararnos y entrenarnos juntos y, en definitiva, para convertirnos en un equipo. Para junio de 2023, el equipo estaba listo: Nadine, mi principal apoyo mental y en las caminatas; Verena, una buena osteópata y profesional de las redes sociales; Benschi, un fuerte alpinista con vocación de sherpa; Daniele, un fotógrafo profesional; Julien, entrenador principal del equipo nacional francés y, por último Christoph, mi experto en nutrición. Con Julien y Christoph apoyando desde casa y los otros cuatro encargándose de todo in situ durante la carrera, estábamos listos para afrontar el reto.
Una semana antes del inicio de la carrera, todos los equipos nos reunimos en Kitzbühel para asuntos de organización, sesiones de fotos, entrevistas y preparativos finales. Al ver a todos estos hombres en forma corriendo junto a la furgoneta, uno más rápido que el otro, me preocupó: "¿Ha sido realmente una buena idea?" Cada día me ponía más nerviosa, pero las posibilidades de echarse atrás y huir se habían desaparecido hacía tiempo. Afortunadamente, teníamos un espíritu de equipo increíble que me animó y me dio el poder de creer en mí misma. Nuestra confianza crecía a medida que se acercaba la salida.
Y entonces llegó el momento. Hora de mostrarse, hora de ir a por ello.
32 atletas cruzaron la línea de salida de la edición 2023 del Red Bull X-Alps, cuatro de ellos éramos mujeres. Empiezas con 1000 metros de desnivel hasta Hahnenkamm, y me alegré de no ser la última en llegar al despegue. Tras firmar en el tablón, era hora de volar hasta Wagrain. Alta dentro del grupo, haciendo lo que encanta, que es volar junto a mis amigos, enfilamos hacia el este.
En competiciones, el exceso de confianza rara vez es útil, y menos de una hora después, tras un par decisiones equivocadas y verme estresada por los demás, pinché. "Pero es una carrera de hike & fly, ¿no?", "no te preocupes, recoge tu vela, sube 200 metros por esta pista de esquí y despega de nuevo". Eso es lo que pensé cuando aterricé, pero pronto me di cuenta de que era una mala idea con los 15 kg de peso adicional que llevaba, pues tenía que volar lastrada con un chaleco con plomos y también con agua, y eso solo para alcanzar la mitad del rango de peso de mi vela. Esperando a que mis ayudantes cargaran con este peso adicional (los pilotos están obligados a cargar siempre con el parapente, la silla, el paracaídas, el casco y los trackers, pero el lastre lo pueden llevar los ayudantes), todas esas dudas volvieron a asaltarme.
¿Pero a quién le importa? La carrera aún no ha terminado, ¡así que sigue moviéndote!" Subiendo a la siguiente montaña logré hacer un vuelo más, lo que al menos me compensó con un punto de partida mejor para el día siguiente. Las recompensas por los esfuerzos del primer día fueron los abrazos y el aliento de todos los miembros del equipo. Esto no ha terminado, vamos a completar esta carrera a nuestra manera.
Teníamos que hacerlo de forma diferente a los demás equipos, pues yo no podía volar sin el lastre, así que necesitaba que alguien me acompañara montaña arriba para cargar con ese peso adicional. Pero esto nos daba libertad para tomar nuestras propias decisiones y no limitarnos a seguir la ruta principal. Al día siguiente, logré reincorporarme a la carrera mientras adelantaba a un piloto tras otro en el aire. Rematar el día optando por tirar por el Inntal y seguir mi propia ruta más al sur, independientemente de lo que hicieran los demás, me puso 40 kilómetros por delante de mis competidores cercanos.
Centrándome en mis puntos fuertes en el aire más que en mis puntos débiles en tierra, mi objetivo era volar cada día más que los demás. Porque, mientras puedas mantenerte en el aire, serás más rápida incluso que quien más corra en tierra. Curiosamente, "ve lenta" era el mantra que ponía en mis instrumentos para recordármelo. Sé lenta en el aire, pero asegúrate de mantenerte volando y ten paciencia en los ceros cuando otros de adelanten. Solo sonríe y disfruta del momento.
Por muy cansada que estuviera, mi equipo no dejaba de bromear y de animarme para que diera lo mejor de mí. Me animaron en situaciones difíciles, se aseguraron de que estuviera en el lugar más seguro posible y se mantuvieron optimistas incluso cuando las condiciones eran infernalmente movidas. Simplemente vives el momento, una baliza tras otra, y los días se van confundiendo hasta que de repente aterrizas en el Col du petit Saint Bernhard. Solo entonces me di cuenta de que en realidad había logrado más de lo que incluso había deseado, acababa de pasar el Mont Blanc, que marcaba la mitad del recorrido. Eso fue el sexto día y ¡la meta la cerraban el duodécimo!
Surgió la primera pregunta irreal: "¿Serás tú la primera mujer en hacer gol?". Pero, ¿era realmente tan impensable? Antes de la carrera, lo cierto es que no planificamos la ruta después del Mont Blanc, sino que nos centramos en lo que pensábamos que sería la única parte que me haría falta, la primera mitad. Por suerte, las rutas de 2019 y 2021 pasaron por la misma zona, así que las conocía de apoyar a Aaron los años anteriores. Cada día tenía más confianza en el aire, a veces hasta disfrutaba de las condiciones duras, o al menos durante algunos momentos. Llevé mi propio nivel y mis límites más allá que nunca. Afortunadamente, mis compañeros de equipo me vigilaban y me aconsejaron a la perfección respecto a cuándo aterrizar y las tormentas estaban demasiado cerca. Eso me ayudó a evitar las situaciones realmente peligrosas, y durante los siguientes días conseguí volar por el camino de vuelta hasta la Dolomitas.
Me encontraba cada vez con más gente a lo largo del camino que, o bien me deseaban suerte o incluso me acompañaban, a mí y a mi equipo, durante unos kilómetros. Eso me motivaba muchísimo. Únicamente cuando Julien calculó la distancia que faltaba para alcanzar la meta caminando (56 km y 3000 metros de desnivel al día, 4 días seguidos antes de que cerraran el gol), la visión de alcanzar la meta pasé a verla como una posibilidad real. Al final, me llevó menos de dos días llegar hasta la balsa en Zell am See.
Sólo cuando ví las caras de mis ayudantes y de los amigos que vinieron a animarme a la meta me di cuenta de que había cumplido un sueño que ni siquiera sabía que tenía. No sólo participé en la carrera de aventura más dura del planeta, llegué al Mont Blanc y me mantuve en carrera hasta el amargo final, sino que la terminé. La completé y llegué a gol. Compartir la alegría de lograr lo imposible, demostrando que TODO es posible, es una sensación que jamás olvidaré en mi vida.
Espero que haber sido no sólo la mujer que más tiempo aguantó en la carrera, sino la primera mujer de la historia en llega a gol y terminar una X-Alps anime a más y más mujeres a perseguir sus sueños. Porque eso es lo que aprendí durante mi aventura X-Alps: que somos mucho más fuertes de lo que pensamos. Hay personas que pueden verlo desde el principio (gracias Nadine), aunque nosotras mismas lo dudemos. Aunque a veces la vida sea dura, podemos luchar y hacernos más fuertes.
Espero que por fin superemos nuestra generación de prejuicios y empecemos a creer en los puntos fuertes de cada persona. Ya seamos hombres o mujeres, blancos o negros, gordos o flacos, cada una de nosotras puede superar sus límites y convertirse en una persona mejor. A veces, basta con tomar un camino diferente al de los demás.
Mantente alta, segura y ¡siempre con una sonrisa en la cara!