500 KM EN NORUEGA CON ANTOINE GIRARD
Published on:
26 Sep 2020
El piloto del equipo Ozone Antoine Girard acaba de regresar de su última aventura en Noruega: 500 kilómetros de vuelo vivac sobre un terreno fantástico.
"El Covid se ha llevado por delante todos los planes de vuelo de vivac que tenía este año, pero ¿debemos tirar la toalla? Cerca de casa hay un montón de grandes cosas que hacer. Así que nos dispusimos a cruzar Noruega. Unos 500 kilómetros en línea recta, pero en un recorrido de más de 650 kilómetros. Esperé con Julien Dusserre a que abrieran la frontera para subirnos al primer avión. Sin duda era un poco tarde para la temporada, (1 de agosto), pero no teníamos otra opción.
Estamos en el norte de Europa, la insolación es débil, como lo son las térmicas y las distancias de lo vuelos, ¡justo lo contrario que la cantidad de lluvia! Partimos desde Evje, en el norte de Kristiansand, para llegar a Trondeim, en el norte. Disponíamos de 15 días, lo que supone 33 kms de viaje diario sobre la línea para llegar a la meta. Así no parece mucho, pero con esas condiciones de vuelo, mal tiempo, etc, ¡era todo un reto! Lo sabíamos y decidimos enseguida no hacerlo en estilo puro, es decir, si no se podía volar no caminar más de la cuenta por carreteras. Avanzaríamos en bus, haciendo dedo o lo que fuera para cubrir esos 33 kilómetros diarios, a menos que fuéramos por delante de la distancia prevista. Por otro lado, trataríamos de mantener completa autonomía para comer y dormir, lo que nos obligaba a llevar mochilas de 30 kilos.
Hicimos gran parte de la travesía con Johannes Helleland, un noruego y piloto de helicóptero que se conoce su país como la palma de la mano. Al final, fue como nuestro guía durante los 10 días que pasamos juntos. Una ayuda muy valiosa. Volamos 250 kilómetros y caminamos 50 km, lo que supone que cubrimos casi un 70% del recorrido sin ayuda de medios motorizados. Sobre todo, el transporte nos permitió estar en el mejor lugar para el día siguiente. Los días que pudimos volar hicimos entre 5 y 65 kilómetros. Allí, cada vuelo de 30 kilómetros era un éxito. ¡Había que tener mucha paciencia en térmicas pequeñas, y las ventanas de vuelo nunca superaron las 3 horas! Caminamos durante horas en busca despegues, en un terreno lleno de agua y en ocasiones mosquitos. El que anocheciera a eso de las 11 p.m. nos permitió progresar bien y optimizar nuestras caminatas.
Los despegues son escasos porque casi todo es bosque y las laderas son a menudo demasiado tendidas. Se suele despegar de lajas de granito, donde no hay vegetación. En Noruega, los despegues salvajes distan de ser fáciles.
Por otro lado, los paisajes son magníficos, con lagos por todos lados, ¡y abundan los peces! No nos olvidamos de nuestras mini cañas de pescar. Con pescado y frutas del bosque para complementar nuestras comidas, ser autosuficiente no es difícil."
¡Enhorabuena Antoine, y gracias por contárnoslo!
Fotos cortesía de Antoine Girard y Julien Dusserre.