RICHARD CARTER ROMPE LA BARRERA DE LOS 300 KILÓMETROS EN EL REINO UNIDO
Published on:
23 Jul 2018
Nos siguen llegando noticias del Reino Unido en una de las mejores temporadas de vuelo vistas allí en años.
El 15 de julio, nuestro amigo Richard Carter, que estuvo en posesión durante años el récord de distancia del Reino Unido, lo ha recuperado. Richard es la primera persona en el Reino Unido en romper la barrera de los 300 kilómetros, con un vuelo de 301 km..
En palabras de Richard:
“Había estado buscando, durante al menos un año, zonas desde las que se pudiera hacer un vuelo de 300 kilómetros. La previsión sugería que había posibilidades de un buen vuelo desde Elan el domingo. El sábado volé cerca de allí también, pero pinché dos veces.
Eso, probablemente me ayudó, pues pasé el resto de la tarde descansando y preparando el vuelo del domingo. Lo que yo quería eran los 300, y si todo encajaba, había posibilidad de lograrlo.
Pero no era un día evidente de récord. Tras el despegue, el viento no aumentó, y la fuerza de las térmicas durante la ruta fue bastante débil. Yo estaba en Gales Central, por lo cual lo intentaría, pero la sensación que tenía era de que, como mucho, las posibilidades de lograrlo eran del 50 por ciento. En el despegue únicamente estábamos Piers Nesbitt, presidente del club local, y yo. Logramos largarnos a eso de las 11:30, después de que ambos estuviéramos a punto de pinchar. Volamos juntos durante más o menos los primeros 70 u 80 kilómetros, lo que resultó muy útil porque hubo un momento en el que tuvimos un punto bajo tras un planeo largo, y Piers encontró la ascendencia.
Un poco más tarde, nos perdimos de vista y yo empecé a tirar un poco, pues estaba seguro de que, salvo cometer algún error tonto, se podía volar una distancia decente. El techo ya estaba ya a más de 1800 metros cuando me acercaba a Shrewsbury y luego a Stoke on Trent.
Ahora me encontraba en un espacio aéreo controlado que me limitaba a un FL55, por lo que tenía que dejar las térmicas antes de subirlas hasta arriba. Hasta ese momento, las térmicas habían sido difíciles de trabajar, y en ocasiones continué tirando porque no era capaz de trabajar esas ascendencias. Me estaba acercando ya a Derbyshire, mi zona de vuelo, y llevaba ya unos 130 kilómetros. Cambié la frecuencia de radio, pues ya había perdido a Piers, y pregunté si algún piloto local sabía si el corredor de Upton estaba abierto, pero por desgracia no obtuve una respuesta coherente. Por suerte, no la necesité, pues cuando salí del terreno alto del Peak District de Derbyshire, las térmicas y las nubes se volvieron mucho más fáciles de trabajar. Las nubes duraban más y las ascendencias eran mucho más suaves, como a mí me gustan.
Me acercaba ahora al salto que hay entre los aeropuertos de Leeds Bradford y Doncaster. Allí, el espacio aéreo baja a FL55 y luego a FL45. Con una actividad térmica tan buena, no estaba seguro de que pudiera hacer esa transición con una limitación de altura como esa. Volaba deliberadamente para alejarme de las nubes, para evitar meterme en el espacio aéreo controlado. Nada más salir de la zona de FL45, encontré una buena térmica que me puso a 2100, mi punto más alto del vuelo. Era estupendo poder volver a aprovechar ese cielo. Los últimos 100 kilómetros consistieron básicamente en girar y planear, con planeos entre térmica y térmica que en ocasiones llegaban a los 20 kilómetros. Planeando al norte de Malton, parecía que podía alcanzar justo el récord británico de 281 kilómetros.
Pero sin lugar evidente al que dirigirme para encontrar la siguiente ascendencia, vi montones de gaviotas girando y me encaminé para pillar su térmica, y por primera vez empecé a pensar que podían caer los 300 ese día. Había hecho mi declaración en 301 km en cierto modo para fijarme un objetivo.
El planeo final estaba yendo bien y siempre me mantenía por encima del planeo requerido, hasta el punto de entré en el cilindro con más de 300 metros de altura de sobra. El terrreno caía hacia la costa, así que ganaba altura con respecto al suelo, y saqué mi teléfono para hacer algunas fotos. Elegí un campo cerca de Cloughton y la carretera principal, para hacerle un poco más fácil la vida a la recogida, pues eran ya las 19:30 y era domingo. Tarea hecha.
Telefoneé a Lee para pedirle que me buscara un hotel para esa noche, ya que el último tren ya había salido hacía mucho tiempo. También telefonée a Pears para que supiera que yo estaba bien.
A la mañana siguiente, a las 6 ya estaba en el tren en dirección a Caersws, en Gales Central, donde me recogería Piers”.
Richard voló con su Zeno.
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¡Enhorabuena por un vuelo tan épico Richard!
Saludos de todo el equipo OZONE.