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TIMO LEONNETI. 2 DÍAS. 2 RECORDS. UNA PASIÓN

Published on:
17 Nov 2023

El 28 de octubre, Timo Leonetti despegó de Tacoma en el Sertao de Brasil. Estaba en el aire a las 6:00 am. Timo aterrizó tras 11 horas y 34 minutos de vuelo, había cubierto una distancia de 531 km, y establecía así un nuevo récord mundial junior de distancia abierta.

Al día siguiente, despegó de Quixada y estableció el récord de distancia desde ese sitio, con un vuelo de 510 km. Timo voló con una Zeno 2 y el Submarino.

En palabras de Timo:

"Allí estaba, de vuelta en la Meca de los largos vuelos de distancia, el Sertao. Desgraciadamente, este año las condiciones no han sido tan favorables como esperábamos, teniendo en cuenta que tocaba ""Niño"". Había mucha humedad en el suelo, cielo azul, térmicas más flojas de lo habitual y mucha más turbulencia.

El primer día despegué de Caico e hice un vuelo de 484 km. Comenzó con una velocidad media de 60 km/h a las 10 de la mañana. Sin embargo, por la tarde, el cielo se nubló por completo y el viento bajó a 10/15 km/h.

Al día siguiente, volé 459 km después de pasar toda la noche en el transporte para volver a Caico. Como no había recogida para este vuelo, viví una increíble aventura con los habitantes del pequeño pueblo de Trapia, ¡donde aterricé y pasé la noche! Por fin llegaron los dos días de viento tan esperados. Decidí probar suerte en Tacima para tener el máximo viento posible en la línea del vuelo.

Despegué a las 6 de la mañana desde el despegue de las alas delta, pero sujetarse en dinámica era horrible, muy turbulento y ventoso. El cielo estaba completamente cubierto por un espeso velo. Si no aceleraba, tenía la sensación de volar hacia atrás. A las 7:40 de la mañana, perdí la paciencia y decidí largarme viento en cola con sólo 100 m sobre el despegue. Vi un pájaro girando, lo que dio un empujón a mi confianza. Me concentré en esta térmica rota mientras derivaba con el viento y acabé escapando de ese agujero, pero comenzaba el vuelo muy tarde. Una vez en el techo, las condiciones eran buenas, con cúmulos alineados y un viento muy fuerte. Durante las dos primeras horas fui recuperando tiempo, con una velocidad media de 60 km/h. Por desgracia, el cielo secó y se volvió azul. Se hizo mucho más difícil permanecer en el aire y encontrar térmicas.
El viento seguía siendo fuerte, y alcancé una velocidad máxima de 110/115 km/h. Continué planeando bajo un cielo azul y a media tarde volvieron aparecer algunos cúmulos. A las 15:30, la energía disminuyó considerablemente y tuve que esperar girando térmicas flojas de 1 m/s. Volví a concentrarme y me esforcé por mantenerme en el aire el mayor tiempo posible.

Al final, conseguí superar la marca de los 500 km y empecé el planeo final cuando el sol ya se ponía. Esos 531 km me daban el récord mundial junior.
Mi madre, que condujo 12 horas seguidas sin parar, me recogió apenas 1 hora después de que hubiera aterrizado, y celebramos juntos el éxito de este día de locos.
Sin embargo, estaba impaciente por volar al día siguiente, sobre todo por las buenas condiciones que se esperaban y porque era posible que fuera el último día de vuelo de nuestro viaje.

Regresamos a Quixada a las 23:00 horas para que probara suerte al día siguiente en este despegue legendario.
Tras dormir muy poco, a las 6 de la mañana ya estaba en el despegue.
A pesar de las innumerables veces que vi a mi padre y a mi tío despegar de este lugar (la primera vez, yo apenas tenía un año y medio), nunca antes había despegado de Quixada.


El viento era constante, pero no demasiado fuerte, con rachas de 40/45 kmh y ciclos bajos entre térmicas. A las 6:30 ya estaba en el aire, con un cielo en el que ya había cumulitos. Elegí con cuidado la térmica con la que largarme, lo que hice a las 7 en punto.

El comienzo del vuelo fue muy agradable, pero el viento volvía a ser muy fuerte. El cielo se abrió delante de mí y se volvió completamente azul, pero vi que se estaba formando una nube un poco a mi sotavento. Decidí volar contra el viento para ir a verla, pero incluso acelerando a tope me quedaba clavado o volaba ligeramente hacia atrás y me hundía. No tenía elección, así que di media vuelta y continué viento en cola. Me vi muy bajo, pero todavía con esperanza de remontar, pues no quería aterrizar tan temprano y con ese viento tan fuerte. Vi un ave 100 metros por encima de mí, a la derecha, y mi Zeno 2 me tiró hacia allí. La seguí y descubrí un campo en el que los arbustos se agitaban de manera violenta y ascendían girando. Era un remolino, y mi única oportunidad de remontar, pues estaba a 65 metros del suelo. La térmica era muy potente y turbulenta, y la vela se movía como nunca. Me concentré al 100% para no perder ese poderoso misil.

Por fin, salí de aquello, pero todavía me quedaba por cruzar la meseta de Monsenhor Tabosa, a las 9:20 de la mañana. Atravesé esas montañas a alta velocidad. Luego, el cielo volvió a quedarse azul. A las 11:20, llegué a la meseta de Poranga, que marca los 200 km.

A lo lejos, en Piaui, divisé unos cúmulos magníficos.

Conseguí alcanzarlos y aprovechar una masa de aire increíblemente boyante.

El viento estaba disminuyendo hasta ser de apenas 20 km/h, pero las térmicas eran fuertes, amplias y agradables.

El terreno se volvió verde, poblado de palmeras, con menos zonas de aterrizaje. Ya estaba en Piaui. Seguí planeando hasta cruzar el magnífico río Parnaiba, que marca la frontera entre Piaui y Maranhao.

Fui saltando de nube en nube antes de volver a cruzar la marca de los 500 km. ¡Era la primera vez que se superaba esa distancia despegando desde Quixada! A las 17.00 horas, se acabaron las térmicas y aterricé en Bon Sucesso do Maranhao, tras un vuelo de 510 km.

Estoy muy contento de tener el record desde este legendario despegue, con una marca que llevaba tiempo resistiéndose.

Además, esta ha sido la primera vez que un piloto ha hecho dos vuelos de 500 km en dos días consecutivos.

Me recibieron en la casa de unos campesinos, donde esperé a mi madre, que se cruzó 3 estados en coche para recogerme en medio de un bosque de palmeras. ¡Luego nos reunimos y disfrutamos de otro vuelo increíble juntos!

Al final no logré volar 600 km esta temporada, pero establecí un nuevo récord mundial junior y un nuevo récord de Quixada. ¡Una aventura increíble que nunca olvidaré!

Para ver los vuelos de Timo, visita: https://www.xcontest.org/world/en/pilots/detail:Timoleo

Felicidades Timo y saludos de todo el equipo Ozone."

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